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De hecho, algunos investigadores como el antropólogo Joël Candau explican este tipo de realidades y dicen que el impacto social de las catástrofes se transmite de generación en generación hasta llegar a la tercera, lo que podría tardar alrededor de 75 años.

la vida

De todos modos, lo que han hecho estas personas en Salgar para afrontar y resistir las situaciones adversas que se les han presentado desde el 18 de mayo de 2015, particularmente en el corregimiento La Margarita, es lo que les permite encontrar los motivos necesarios para seguir construyendo sus esperanzas de futuro.  

A continuación se especifican cuáles son esas reflexiones que impulsan a la comunidad salgareña a seguir adelante, además de las transformaciones que han tenido sus condiciones de calidad de vida.

En este momento no se puede decir que los salgareños ya superaron por completo el desastre y sus consecuencias, sino más bien que mantienen un proceso de resiliencia y adaptación.

Transformar

                                                                                                                          
clic                                                                                                                                                                                                                                                     … ¿para qué?

"Hay que ser agradecidos porque Dios nos dio una oportunidad y las cosas le pasan a uno por algo (…) Uno a veces las toma por mal y de pronto fue pa’ bien, entonces yo todos los días le pido a Dios pa’ qué me dejó aquí": Yuli Isaza

Debido a esa situación, algunos de ellos, especialmente a los que no les han demolido sus antiguos hogares, viven un ambiente de incertidumbre y generan resistencia para evitar que destruyan esas casas que aún siguen en pie y en zona de riesgo, como lo expresan en el siguiente audio:

Entre las respuestas que han encontrado, sus casas nuevas resultan ser las más importantes, especialmente para quienes habitan las 30 viviendas del proyecto Aldea La Margarita, dado que en este las principales beneficiarias fueron las familias que antes residían en casas prestadas o arrendadas del corregimiento. Olga González, una de ellas, lo admite: “Yo no tenía casa propia. Tuvo que pasar la avalancha pa’ que yo resultara con casa”.

En ese sentido, tanto para ella como para los demás propietarios del sector tener estas casas les permite reducir sus preocupaciones y fortalecer su grado de independencia, ya que al sentirse en casa propia y en condiciones dignas para vivir, ellos logran modificarlas según sus necesidades y gustos personales, aunque sea solamente al interior de las viviendas porque a todos les pidieron conservar el diseño de las fachadas durante 10 años.  

En el siguiente video, producido por el canal Asanpas Televisión en mayo de 2017, se hace un recorrido por la zona de reubicación para conocer más de cerca los espacios en los que esta comunidad salgareña sigue construyendo su historia.

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Sin escrituras

Encontrar lo positivo de la tragedia ha sido el reto de los salgareños en estos últimos cuatro años, pues las preguntas que se hacen ya no solo van encaminadas al “por qué pasó lo que nos pasó” sino más bien al “para qué todo esto”.

Más lejos...

Pero la apropiación por estas casas no es la misma para todas las familias, sobre todo para las mismas 30 que resultaron favorecidas por la Corporación Encuentro de Dirigentes, dado que a la mayoría no les han entregado sus escrituras y tampoco les han confirmado fecha para hacerlo.

Nieves Herrera - 31 de marzo de 2019
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De la misma manera, la ubicación de estas viviendas genera sensaciones de lejanía y exclusión en algunas de las familias reubicadas, pues al estar a unos 300 metros más lejos del antiguo caserío donde permanecen la caseta comunal, la capilla y la escuela del corregimiento, cambiaron las condiciones de vida que tenían hace cuatro o cinco años, como por ejemplo su relación con el trabajo. En este testimonio se hace evidente:

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Aunque no es el mismo caso para todos porque cada persona tiene diferencias a la hora de afrontar los efectos de un acontecimiento traumático como la avalancha, esta apreciación permite entender que la comunidad está instaurando nuevas prioridades en su entorno, definiendo como más importantes aquellos momentos que les generan bienestar emocional al compartir con sus familiares más cercanos.

Turismo pa' compensar

Según la Alcaldía, las nuevas viviendas son un factor de progreso para el municipio porque visitantes de toda Colombia y de países extranjeros llegan a Salgar a conocer la zona del desastre y sus transformaciones en los últimos años, generando con ello nuevas oportunidades económicas derivadas del turismo.

Consuelo Arredondo y Carlos Toro - 31 de marzo de 2019
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La familia, lo primero

A pesar de todo esto, su resiliencia les permite tener una proyección de vida con objetivos de mejoramiento económico, social y ambiental que no necesariamente están relacionados al desastre.

Entre los propósitos compartidos, la comunidad de La Margarita pretende mejorar las vías que comunican el corregimiento con la cabecera municipal, ya que el mal estado de las mismas está dificultando sus necesidades de transporte al aumentar los tiempos de desplazamiento. Foto: Juan G. Serna

Carlos Toro - 31 de marzo de 2019
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Esas oportunidades, en el caso de los comerciantes de La Margarita, compensan los bajos índices de venta producidos por el aislamiento de las personas mencionado en el capítulo anterior, como lo explica a modo de conclusión la propietaria de la Fonda La 80 en este audio:

Dora Posada - 31 de marzo de 2019
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Finalmente, lo bueno del desastre toma sentido gracias a la espiritualidad. Creer en Dios y encontrar en él una explicación a lo ocurrido, interpretándola como una nueva oportunidad de vida o una “misión divina” por cumplir, es hallar ese “para qué pasó lo que nos pasó”, esa respuesta que les da a estas personas un motivo para continuar y seguir construyendo su futuro, o como dice doña Cenobia Muñoz: “Si Dios me dejó, quién sabe qué más tendré que cumplirle aquí”.

Para estas personas otra manera de encontrar lo positivo de la tragedia ha sido a través de la familia, tal cual lo confirma la ex presidenta de la Junta de Acción Comunal del corregimiento:

Una misión de Dios

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