top of page

Las estrategias con las que los salgareños le han hecho frente a la tragedia y sus consecuencias.

  Afrontar el desastre

                                                                                                                          
clic                                                                                                                                                                                                           Apoyo... eso buscaban

"Los primeros días era la unión total. Si uno lloraba, todos llorábamos. Si uno tenía miedo, todos teníamos miedo (…)

Ya todo eso se fue perdiendo cuando aparecieron tantas ayudas y tantas cosas": Liliana García

​Pasadas las primeras horas de la avalancha fue la misma comunidad la que inició las labores de rescate. Hombres y mujeres conformaron grupos de trabajo y sin importar el pánico y la incertidumbre empezaron a ayudar a sus familiares, amigos, vecinos y conocidos.

Como apenas iniciaba la madrugada de lunes festivo, tuvieron que continuar solos hasta el amanecer, ese momento en el que fueron llegando uno a uno los cuerpos de bomberos y los organismos de gestión del riesgo del municipio , del departamento e incluso del país. Aquí pueden verse algunos de esos instantes capturados por las cámaras del canal comunitario de Salgar:

"Errores de buena fe"

Ante ese panorama en el que no solo hubo salgareños que aprovecharon la situación a su beneficio sino que también hubo personas de otros municipios que llegaron haciéndose censar como afectados, los miembros de la comunidad tuvieron que limitar su búsqueda de apoyo emocional a las personas en las que tenían mayor grado de confianza.

Entre ellas estuvo el sacerdote asignado por la Diócesis de Jericó para trabajar como apoyo espiritual en la capellanía de La Margarita entre julio de 2015 y junio de 2016: el entonces diácono Jhony Ceballos.

Con él se articularon algunos de los profesionales de los diferentes organismos públicos y privados que estuvieron durante la crisis, pero, a opinión suya, se cometieron errores “de buena fe”:

Jhony Ceballos - 23 de abril de 2019
00:0000:00

Caso contrario ocurre con los visitantes de pueblos cercanos, del resto del país o incluso del extranjero que llegan al corregimiento y les preguntan por la avalancha, a lo que ellos responden abiertamente con una serie de detalles. ¿Por qué? Según ellos mismos, porque ya eso es normal y tienen "el caset grabado".

A pesar de que algunos no continuaron con la recuperación de las víctimas porque la situación fue controlada por las personas especializadas en la atención de desastres, esas primeras horas de trabajo comunitario generaron en ellos un vínculo de apoyo emocional que no solo los impulsó a buscar a los que “se fueron”, sino también a acompañar a los que “se quedaron”.

Ese apoyo emocional se hizo evidente, sobre todo, un par de días después. Cuando llovía se creaba un temor compartido que los impulsaba a preguntar por el bienestar de todos sus conocidos, aunque tuvieran que desplazarse hasta las zonas más altas de La Margarita donde alcanzara la señal telefónica.

Empieza la división

Pero ese vínculo se fue perdiendo con el paso de las semanas. La entrega permanente de ayudas humanitarias que llegaban de diferentes ciudades del país y del mundo, los procesos de censo de las familias damnificadas, al igual que las declaraciones del entonces presidente Juan Manuel Santos con relación a los subsidios de arrendamiento, las indemnizaciones y las nuevas viviendas, hicieron que se fracturaran las relaciones sociales entre ellos. Así lo recuerdan en los siguientes audios dos habitantes del corregimiento:

Liliana García - 30 de marzo de 2019
00:0000:00
Yuli Isaza - 31 de marzo de 2019
00:0000:00

A pesar de todo lo que estaba pasando y de que la mayoría de los profesionales solo se quedaron hasta diciembre de 2015, los salgareños pudieron iniciar un proceso de duelo que les permitió desahogarse, regular sus emociones y reconocer tanto la pérdida como el dolor derivado de ella, por eso hoy en día se les facilita recordar lo que les pasó y hablar tranquilamente del tema.

Pero los espacios para ese diálogo ya no se abren a nivel comunitario ni tampoco se presentan con mucha frecuencia; solo se dan entre los más allegados en situaciones específicas como la exhumación de los cuerpos sepultados hace cuatro años.

Siguiente

Para recordarlos

bottom of page