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  Afrontar el desastre

Las estrategias con las que los salgareños le han hecho frente a la tragedia y sus consecuencias.

                                                                                                     
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"Yo creo que algunos verán esto como una oportunidad, porque esa es la idea, de nosotras crecer para poder generarle más empleo a la gente": Yuli Isaza 

Si aquí no aparece la galería fotográfica, por favor espera un poco o carga de nuevo la página.

A mediados de 2013 un grupo de unas 20 mujeres de La Margarita iniciaron un curso de panadería con el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA, pues querían capacitarse en una actividad que pudieran ejecutar en el corregimiento. Terminada la formación, aproximadamente 12 de ellas continuaron con la iniciativa de trabajar en la caseta comunal fabricando sus propios productos.

Meses después de la avalancha lograron seguir con el negocio porque trasladaron sus equipos a la casa de Isabel Isaza, una de sus compañeras en el sector La Argelia, y porque continuaron con el apoyo de la Fundación Horus, esa organización sin ánimo de lucro del municipio que le apuesta, entre otras cosas, al desarrollo productivo de las mujeres, por eso les ayudó desde el mismo 2013 con la gestión del curso y con algunos elementos de producción.

Nueva oportunidad

Esas tensiones por la sostenibilidad del negocio hicieron que se retirara la mitad del equipo, pero las que se quedaron identificaron una nueva oportunidad. Algunas de ellas, en representación de Yuli, se comunicaron con los líderes del proyecto Aldea La Margarita, visto que en los diseños de este se había incluido el montaje de un local comercial de carácter comunitario.

El secreto, dicen algunos, está en su manera de recibir a todos los que la visitan: siempre cordial, siempre sonriente; tanto así que por lo general detiene sus labores con la escoba o con la licuadora para sentarse en la entrada y conversar hasta que el cliente se va, pero no sin antes ofrecerle otra oblea con queso o una crema a base de leche con algunos sabores como piña, maracuyá, mora, bocadillo o café con arequipe.

Pero en esos mismos meses los conflictos empezaron a surgir entre ellas. ¿La razón?, la pérdida de los fondos que habían logrado recaudar durante dos años de trabajo, los cuales estaban en una de las casas que destruyó el recorrido de La Liboriana el 18 de mayo de 2015, tal como lo asegura Yuli Isaza, quien vivía en ella y quien era entonces la tesorera.

Cenobia Muñoz, quien perdió su negocio y también fue reubicada en la Aldea, montó en su casa una venta de cremas y obleas que no solo es reconocida en el sector sino en el municipio, ya que se ha posicionado como un punto de referencia para quienes llegan al corregimiento, bien sea del propio Salgar o de otras ciudades.

 De hecho, los tres negocios posibilitan el relacionamiento entre los miembros de la comunidad porque se convierten en espacios propios para la reunión y la interacción social, aunque sea entre pequeños grupos y con poca frecuencia, como es el caso de los vecinos que se encuentran algún sábado comprando empanadas, comiendo cremas o jugando billar.

En este video, creado gracias al canal Asanpas Televisión, pueden verse algunos momentos de su trabajo durante mayo de 2016.

Ellos accedieron a adecuarlo para que la panadería siguiera funcionando directamente en el nuevo sector sin costos de arrendamiento, con el propósito de que las seis responsables generan posibilidades de empleo a otras mujeres de familias reubicadas. Según Yuli Isaza, ya le han enseñado a otras dos personas, pero a opinión de algunos miembros de la comunidad eso no ha sido suficiente para contribuir a las necesidades laborales de las mujeres en el corregimiento.

 

De todos modos, la Panadería La Aldea se ha convertido en  una de las unidades productivas más sostenibles de la zona, siendo  una oportunidad para fortalecer la independencia económica y la capacidad de resiliencia comunitaria de quienes trabajan allí, pues, como se evidencia en el siguiente audio, tienen objetivos comunes y proyecciones claras a futuro:

Yuli Isaza - 31 de marzo de 2019
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Siendo la historia de estas emprendedoras el cierre de este capítulo para dar paso al de Resistir la división, aquí algunas fotos de ellas y sus negocios. Más información al dar clic sobre cada imagen.

En ese sentido, tanto la Panadería como estos dos casos representan una contribución a la calidad de vida de las mujeres de La Margarita porque cada uno responde a las necesidades económicas de sus propietarias, brindándoles una sensación de control sobre sus vidas al hacer que se perciban como mujeres independientes.

Lo mismo sucede con la Fonda La 80, propiedad de Nieves Herrera. Desde que se trasladó a su nueva casa en La Pradera instauró una tienda nueva con billares y acondicionó un espacio para realizar eventualmente bingos bailables, a los que asisten personas del corregimiento, de otras veredas e incluso del casco urbano.

Ellas también

¡A construir!

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