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Las estrategias con las que los salgareños le han hecho frente a la tragedia y sus consecuencias.

  Afrontar el desastre

                                                                                                     
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"¡Eso era más rico! (…) Hacíamos sancocho y frijoladas": Yuli Isaza 

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De las 80 viviendas nuevas, 30 hacen parte del proyecto Aldea La Margarita. 10 de febrero de 2019.  Foto: Juan G. Serna 

Desde que la Corporación Encuentro de Dirigentes del Suroeste Antioqueño emprendió su proyecto para la restauración de Salgar, le apuntó no solo a la construcción de la infraestructura sino también al fortalecimiento del tejido social.

Más allá de que fueran salgareños los que donaran el terreno, específicamente la familia Posada Jaramillo, y de que entre el equipo de profesionales que trabajaron voluntariamente su arquitecta principal haya sido una mujer oriunda del corregimiento, la señora Marta Roldán, esta Corporación, en asocio con la Fundación Solidaridad por Colombia, se aseguró de que las 30 familias que iban a ser reubicadas en el sector participaran en el proceso de edificación de las viviendas.

Así lo cuenta en este audio una de ellas, al tiempo que se evidencian los resultados en las fotografías posteriores:

Yuli Isaza - 31 de marzo de 2019
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Era obligatorio, pero sí que servía

En ese sentido, no solo tuvieron reuniones de convivencia a las que debían asistir todos los miércoles en compañía de un trabajador social, sino que cada sábado durante un año y medio armaron su propio “convite” asignando tareas puntuales: los hombres ayudaban a cargar material y a recoger escombros, mientras que las mujeres se encargaban de limpiar, de sembrar los prados y de hacer el almuerzo comunitario. 

Aunque asistir a estas jornadas de trabajo semanales era un requisito para convertirse en propietarios de las viviendas, dicha participación fue muy importante para que las familias reconocieran y se apropiaran del espacio en el que iban a habitar, logrando además vincularse a la restauración física de su territorio a partir de la reorganización y redistribución de roles.

Carlos Toro - 31 de marzo de 2019
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De hecho, fue una manera de fortalecer su capacidad de resiliencia porque con esas labores pudieron darle sentido a todo lo que les estaba sucediendo, como lo explica uno de los beneficiarios en el siguiente audio:

Dora Posada - 31 de marzo de 2019
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Sin embargo...

Finalmente, esa falta de integración también se relaciona con la labor de los profesionales sociales que los estuvieron acompañando, pues si bien lograron vincularlos mientras ejecutaron sus contratos, no consiguieron dejar en ellos habilidades que les permitieran autogestionarse, por lo que generaron dependencia de agentes externos para el encuentro y la interacción social.

Ese interés, aunque existía antes de la avalancha, se vio fortalecido con las indemnizaciones que dio el Gobierno a las familias de los fallecidos y con todas las ayudas humanitarias recibidas en el corregimiento durante el primer año y medio posterior al desastre.

Después del 22 de abril de 2017 que se hizo entrega de las casas, no se volvieron a presentar este tipo de integraciones, o por lo menos no organizadas por ellos mismos. Una de las razones está relacionada con el interés que han tenido la mayoría de los habitantes de La Margarita a la hora de participar en un encuentro social, puesto que generalmente buscan la manera de beneficiarse con apoyos económicos o bienes materiales.

La ex presidenta de la Junta de Acción Comunal, quien asumió el cargo desde mediados de 2018 hasta el 11 de mayo de 2019, lo reconoce:

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