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Resistir la división

Las circunstancias que han producido el actual aislamiento social en el corregimiento La Margarita.

                                                                                                                          
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"Es que la gente de la comunidad es muy poquita la que sale por ahí (…) Así sea en la noche o así sea en el día, uno ve esas casas como todas cerradas":

Nieves Herrera

Si aquí no aparece la galería fotográfica, por favor espera un poco o carga de nuevo la página.

Todas esas circunstancias del contexto ambiental, político y sociocultural que actualmente viven las familias reubicadas son las que dan entrada a la llamada retirada social, una estrategia que implementan individualmente pero que tiene consecuencias a nivel comunitario.

Esa retirada se presenta, por ejemplo, en el aislamiento de las personas en sus propias viviendas, pues sin importar el día o la hora, este nuevo sector del corregimiento parece una zona abandonada porque la mayoría de sus habitantes se mantienen encerrados.

Al mismo tiempo, la falta de lugares acondicionados para el encuentro y la interacción comunitaria hace que estas personas asuman una actitud indiferente por las relaciones en sociedad, pues a pesar de que la Corporación Encuentro de Dirigentes construyó una cancha de aproximadamente 40 metros cuadrados, ellos por lo general no la utilizan, lo que les da una excusa para justificar tanto su falta de iniciativa como su escaza participación comunitaria, tal y como dice Carlos en este testimonio:

¿A misa?, van siete

Sí, la mayoría, porque incluso los que dejan las puertas abiertas lo hacen con una intención específica: atender su negocio, como sucede con Nieves Herrera que no falta con el equipo encendido cada fin de semana para sintonizar, entre guascas y carrileras, las canciones del Dueto Revelación, al tiempo que vende sus productos y alquila los billares de su Fonda La 80.

Otra manera de evidenciar la retirada social es a través de los bajos índices de participación en la eucaristía local, teniendo en cuenta que Salgar es un pueblo mayoritariamente católico.

Durante la permanencia del sacerdote Jhony Ceballos, quien hizo un acompañamiento espiritual constante a las familias de La Margarita hasta mediados de 2016, la gran mayoría de los habitantes del corregimiento asistían a la misa que se hace mes a mes, ya que la capilla, con capacidad para unas 200 personas, generalmente se llenaba. (A la izquierda pueden observarse un par de fotografías de este recinto religioso).

Esto, aunque no parezca, contribuye al bienestar de la comunidad porque les permite reconstruir su vivencia desde el silencio implícito de lo que sucedió, fortaleciendo así su capacidad de resiliencia comunitaria.

Otros motivos: el trabajo, la falta de espacios...

Ahora es distinto, pues como dice Cenobia Muñoz, una de las que se presenta sin falta el 14 de cada mes, “siempre vamos las mismas siete personas”. ¿A qué se debe? Pues en este caso la retirada social se centra en evitar las emociones asociadas a la avalancha, ya que ir a misa es sinónimo de encontrarse con otras personas afectadas y recordar todo lo negativo de la tragedia.

Carlos Toro, uno de los salgareños que ha cultivado durante toda su vida el terreno que heredó de sus padres en La Margarita, lo explica en el siguiente audio:

Carlos Toro - 31 de marzo de 2019
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… y una Alcaldía ausente

Pero este aislamiento no solo se genera por decisiones personales, sino que influyen otros factores como las principales actividades económicas que realizan los habitantes del corregimiento; es decir, la producción agrícola y cafetera.

El alcalde del municipio también considera que la necesidad más importante que tienen en este momento los habitantes de La Margarita es la construcción de un lugar para el esparcimiento público, así como se escucha en las siguientes declaraciones:

En ese sentido, incluyeron en su plan de gobierno un programa para el apoyo psicosocial de los afectados durante el proceso de reconstrucción, lo que significa que los beneficiarios no solo serían los habitantes del corregimiento sino también los del área urbana, específicamente de los sectores La Habana y La Florida.

Carlos Toro - 31 de marzo de 2019
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Carlos Emel Cuervo - 9 de febrero de 2019
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Pero ese programa, que pretendía impactar alrededor de 1.750 salgareños con un presupuesto aproximado a los 43 millones de pesos, tal cual aparece en la página 182 del mismo Plan de Desarrollo, no se ejecutó efectivamente durante los últimos cuatro años. La Alcaldía reconoce en este audio algunos de los motivos:

Sin embargo, en el Plan de Desarrollo que fue construido con la comunidad y que tuvo aprobación del Concejo municipal de Salgar a inicios de 2016, los funcionarios de la actual Alcaldía tuvieron en cuenta otras necesidades.

Según ese documento, que está disponible dando clic aquí, ellos se comprometieron a desarrollar una estrategia de servicios para verificar las condiciones de vida de cada una de las familias afectadas por la avalancha, buscando así restablecer tanto el tejido social como la participación comunitaria.

Carlos Emel Cuervo - 9 de febrero de 2019
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La misma comunidad confirma la ausencia administrativa en los últimos cuatro años, manifestando abiertamente expresiones como: “La Alcaldía ha sido muy tranquila”, “ellos no han hecho nada ni van a hacer nada” y “él no hace nada, pero es buena gente; es tan bueno que no hace nada”. Otros son más específicos, como se evidencia en el siguiente testimonio:

Yuli Isaza - 31 de marzo de 2019
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Dos días de intervención

La retirada social, que se da solo a nivel general porque cada una de las familias reubicadas tiene su pequeño grupo de amigos y vecinos más allegados con quienes interactúan permanentemente, es la que ahora evita dificultades de convivencia en el sector, pues si bien hay problemáticas latentes, podrían ser potencializadas de no ser por este comportamiento; es decir, aunque hoy en día el aislamiento les permite mantener una dinámica social establece, sus efectos a largo plazo resultan ser inciertos al fortalecer o dificultar las relaciones en comunidad. De todas formas esta situación impacta directamente en sus condiciones de vida, de las cuales hablamos en el siguiente capítulo: Transformar la vida.

El hecho es que en esta brigada los psicólogos en formación, aun sabiendo que no continuarían trabajando con la comunidad, identificaron con ellos una serie de problemáticas de carácter médico, educativo y económico, además de la importancia de atender las necesidades psicosociales del corregimiento a través de un plan de apoyo integral y prolongado; en otras palabras, a través de un programa como el que se había propuesto inicialmente en el Plan de Desarrollo de la actual Administración.

La jornada a la que Yuli hace referencia es una brigada de salud mental que se realizó en el corregimiento los días 16 y 17 de marzo del año en curso, en la cual algunos funcionarios, particularmente de la Secretaría de Salud y Desarrollo Comunitario, acompañaron a un grupo de 30 estudiantes de Psicología adscritos a la Universidad Uniminuto y al Semillero de Estudios Psicosociales con Juventud de la Universidad Católica Luis Amigó, quienes cursan entre quinto y noveno semestre.

Ellos, en compañía de cinco psicólogas que atendieron a los salgareños durante la contingencia en 2015, y bajo la supervisión del docente Henry Holguín, ejecutaron dicha brigada a petición de la misma Secretaría, buscando realizar un diagnóstico e intervención psicosocial con la población de La Margarita afectada por la tragedia; no solo la que tuvo pérdidas materiales y fue reubicada, sino también la que permanece en otros sectores cercanos al antiguo caserío. 

Conforme a las declaraciones de la secretaria de Salud Diana Gallego, esta jornada se creó porque aumentaron las consultas psicológicas en la Alcaldía, pero ese argumento no es coherente con lo que ella misma mencionó al finalizar las actividades con los estudiantes: “Esperamos que por lo menos tres o cuatro familias vayan y nos busquen (…) Vamos a atender cuando se nos presenten, como hasta ahora lo hemos venido haciendo. Ojalá sean muchos más porque la idea es empezar a sanar”.

En definitiva:

Santos y Uribe

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